Hoy he quedado fascinado tras el gancho que el último libro de Mario Conde ha suscitado en mi. Me lo ha regalado mi mujer con motivo de mi cumpleaños y ha sido un regalo estupendo. Es la mujer a la que quiero porque, a pesar de no compartir todo lo que una persona es capaz de compartir, es capaz de respetar mis preferencias hasta el punto de convenirlas, incluso sin previo acuerdo verbal. Me siento orgulloso de disfrutar y cosechar -por aquello de plantar y mantener- esa ética de mínimos con la seriedad que se requiere y caracteriza la naturaleza de lo que es próspero.

Me encantó el detalle. Lo guardaré en mi cartera ;)

Esta tarde aparqué mi coche tras un viaje acomodado por la música de un disco complejo de entender y sin venir a cuento reflexioné acerca de esa pregunta que siempre suele hacerse en las entrevistas de trabajo, sobretodo en las más mediocres y genéricas. ¿Cuáles son tus defectos?
A menudo se plantea de forma más evidente y enrevesada: ¿tienes algún defecto? Como si en el mundo en el que vivimos la gente todavía fuera virgen y honesta en esta vetusta metodología de prejuicios y primeras impresiones que suponen las entrevistas de trabajo.
Se me ocurrió pensar por respuesta algo así: Olvido enumerar los favores que hago. Sinceramente -y sin ánimo de que ninguna estudiante de RRHH me lo conteste-, ¿qué opinión os merecería tal respuesta?

En su momento pude leer en diagonal el primer libro publicado por Conde en 1994, en un par de tardes de biblioteca. Este nuevo -que no segundo- tomo, ha avivado mi curiosidad en hacerme con él a fondo (siempre está cogido en la biblioteca). Y digo que me resulta interesante por el nuevo prisma con el que desnuda, desmonta y ordena la verdadera fisionomía de lo que él y muchos otros denominan "el Sistema".
Sorprende ver como el diario El País cernía sobre él una negativa presión mediática, como se enteraba de sus propias sentencias a través de los medios antes incluso de hacerlos oficiales. Impacta leer como las insólitas irregularidades procesales por parte de la arbitraria "razón de Estado", los resortes de un recurso retórico retroalimentado por los medios llamado "alarma social" y las más que sospechosas evidencias de una influencia gubernamental no reconocida sacuden las memorias de alguien que osó desafiar al orden establecido. Y no es prudente ni acertado hablar de apellidos y cargos -sobretodo si plurales- porque no dejan de ser al uso una herramienta de recurso legal para el Estado. La punta del iceberg. Unos verdugos o víctimas de un doble fondo ético, moral, económico y democrático que atenta con un titánico sigilo que con cuidado se procura en una democracia popular y/o populista.

Y esto me ha recordado a algo. En su momento lo dije, prácticamente al inicio de este, por entonces desconocido, blog personal. En esta ocasión referido a la intervención de Afinsa y Fórum Filatélico. Si en el caso de Conde, durante su primera rueda de prensa ante veinte millones de personas, incluso se aseguró en un primer nivel que hasta J.P. Morgan dudaba del acierto de dicha intervención (luego, como cabía esperar, se retractaría), ¿quién legitima la intervención de los sellos? ¿El propio verdugo? No se puede ser juez y parte de algo así.
En mi opinión Afinsa fue otra víctima de su propia sublevación al Sistema. Una forma de hacer dinero que escapaba del control y, sobretodo, del provecho de un Poder con la suficiente energía como para pasar desapercibido, como bien hacen los que realmente están arriba.

Y ataba estos cabos con la pregunta sobre la entrevista de trabajo porque no sé hasta que punto deben contarse los favores. Tampoco sé hasta que punto debe nadie contarse para si aquello que hace por los otros. No en un acto de honestidad, ni de integridad (¡faltaría más!) o de vanidad educada. Se trata de un acto de prudencia y de sublevación por aquello de que, si no puedes con ellos, únete a ellos que tan poco casa con el espíritu de los que piensan y tan cotidiano es en nuestras relaciones del día a día y en cosas más grandes.

Y es que, sin ánimo de compararme con Conde ni su situación -¡menudo alago sería!-, también creo, de un modo u otro, haber estado sujeto a la derrota en el frente opuesto al sistema. Y me alegra porque eso denota que estoy vivo en obra y sobretodo pensamiento. Enhorabuena a todos aquellos que someten a duda todo cuanto ven porque aún sin disfrutar de la tranquilidad del que se deja llevar, estarán más cerca de los términos máximos que no se mastican.

Buenas noches.

Dani.

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2 comentarios

  1. Flema // 22 de mayo de 2010, 0:40  

    Soberbio, Dani.

    Mario Conde me ha suscitado una enorme intriga hacia su literatura desde que ví el documental sobre su vida. Pero todavía no he podido leer un libro suyo.

    Creo que cuando el hombre se siente superior a lo que tiene a su alrededor, está perdido. Nos olvidamos que obedecemos factores sociales con desproporcionada equidad.

  2. Dani "el sucio" // 22 de mayo de 2010, 12:10  

    Longevo visitante Flema guardas toda la razón.

    Libres e iguales decía el Tratado de Versalles ¬¬

    Permíteme asociar esos factores sociales que señalas como añadidos al azar... soy un gran defensor de Taleb cuando advierte del poco caso que le hacemos al factor azar.

    Durante toda mi vida he tenido la -entiendo- sana costumbre de rodearme de personas que intentaba que fueran mejores que yo. Más inteligentes, más experimentadas, más cultas, más algo que pudieran tener y yo admirar. Creo que es un turbo para cualquier evolución personal. He sido muy crítico y selectivo con mis amistades con más o menos tino. Creo que es la única manera de protegerse ante las adversidades del destino y los hombres como comentamos aquí.

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