Sucias novedades novedosas

Hace algunas semanas comencé a leer una novela -raro en mí- sobre un autor que oí mencionar de forma indirecta a algunas personas que admiro en modo alguno. Me interesé y compré el libro, sin más.

Sería maravilloso tener la opción de escoger, en cada caso, aquello entre lo que nos debatimos con la misma inocuidad. Lamentablemente no es así. Y digo lamentablemente porque ojalá todo error fuera tan nimio como ese que nos condena a guardar un libro que, por no gustarnos, siquiera terminamos. Nunca me gustó dejar las cosas a medias. Yo siempre acabo los libros -aunque no me gusten- aun sin demasiado interés real por el final.

Me siento dichoso -decir orgulloso sería demasiado ingenuo porque entrañaría haberse ganado algo- de poder disfrutar de más de una oportunidad, un intento. Una prueba adicional para condimentar los agridulces capítulos que tiene la vida que a todos nos gusta rememorar con hechos gratos y destacables por algo, por bueno o malo que sea. Esta es mi meta, no tengo más fin.

Los que seguís este humilde y ostracista blog desde hace al menos un par de años conoceréis también el ambiente que se respira. Quiero dejar claro que nada lo hará cambiar ni virar su rumbo hacia el crecimiento personal que comparto con vosotros. A veces desde la ironía, otras veces desde el enfado, la humildad o incluso el absurdo. Tan sólo espero poder continuar ofreciendo aquello que más agradezco oír cuando alguno de vosotros me para por la calle o me envía un correo: diversión y entretenimiento.

Nos leemos... en unos días.