Ante noticias así cabe preguntarse, ¿qué medidas cabe adoptar a partir de ahora? A mi me parece que actitudes así son denunciables porque circunscriben el factor racial al derecho de admisión y, eso, aunque cotidiano durante siglos, ahora se considera ilegal.
Hecha la ley, hecha la trampa. O quitan las máquinas tragaperras o aquí el negocio acaba pronto. Hace algún tiempo, cierta persona muy cercana a mí me contó como cierta persona de alto cargo en la empresa más importante del sector recreativo en nuestro país (para no dar más detalles) advertía a sus recaudadores tener métodos para averiguar si se quedaban con parte de la recaudación que puntualmente recogían en los puntos de juego. Para ello, una unidad “para reventarles las piernas” se encargaba de ello. Así se cuecen las cosas en los temas de juego. Por no hablar ya de los casinos.
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