Ser periodista está sobrevalorado

Amigos, no quiero engañaros: ser periodista no vale para nada. Y no lo digo en relación a las escasas salidas profesionales que la cátedra proporciona -por todos conocidas- sino por lo sobrevalorada que resulta la carrera a nivel social y, sin embargo, lo ninguneado de la profesión a nivel liquidativo. No sé cuál de los dos casos me parece más injusto.
Los periodistas no somos más que unos profesionales de la medianía. Unos chapucillas del saber mundano que servimos a la sociedad masticando los escenarios que acontecen en nuestro día a día y que vendemos como importantes, como “noticias”.

Me hace gracia, por un lado, ver como cuando un periodista habla por televisión, se confiere una credibilidad e importancia imperiosa a unas declaraciones que, por otra parte, a menudo brotan del más subjetivo de los pareceres. Incluso más denostables que una mera regla de tres como fundamento único de un titular cualesquiera (sí, incluso estadístico). Por Dios, ¡si no somos nadie!, ¡damos pena! ¿Pero qué os pensáis que aprendemos en las aulas?

Vayamos a por la caja tonta. Todos sabemos que en televisión, lo importante es tener imagen. No importa lo patético o escaso que sea tu historial curricular, si eres guapo basta. Ser periodista en televisión es muy sencillo. Tan sólo hay que trasladar el run-run del recreo a un plató de televisión. La opinión pública hará el resto. No hay que ser muy listo para darse cuenta que hoy día la televisión lo único que pretende es enriquecerse de la manera más sencilla: informando y sobre todo, entreteniendo. Así pues, cualquiera puede estar ahí (y la prueba es la minoría de profesionales reales existentes en el medio).

A nivel interno -centrándome ahora más en prensa escrita-, todo se basa en agencias de noticias precontratadas y libros de estilo (escritos y no escritos) a los que dar cuerpo tirando de Internet. ¿Periodismo de calle? ¡Eso ya no existe! Nos lo hemos cargado en detrimento de esa incesante inmediatez que moldea nuestra vida a ritmo de videoclip. El periodismo de investigación es una utopía, un sueño de ingenuo pardillo de primero de carrera.
Radio, ¿Nadie recuerda ya los episodios de Losantos en la COPE o el reciente culebrón del Carrusel Deportivo en la SER? Todo está al servicio del Sistema y nada -siquiera las opiniones de unos “profesionales”- pueden escapar de él.

Ser periodista sirve para eso. Para aprender que en la vida siempre hay alguien que manda y al que debes obedecer por muy revolucionario y rompedor que desees ser. Tu puesto depende de ese indómito espíritu rebelde que lidia con tu nómina. La licenciatura no es más que una hipoteca para con tu opinión y criterio. Eres un esclavo de tu grupo de comunicación, eres un tornillo más de los que sostienen el lucro que tenemos por sociedad. En el fondo no eres más que un fútil vocal de las superficialidades con las que alimentan la posibilidad de que la gente se sienta realizada simplemente definiendo un criterio que, en el fondo, en nada cambia el devenir del verdadero Sistema. Y del mismo modo mañana, lo siento.