Más censura desde Telecinco

Hola sucios allegados, compañeros de conciencia y fortuitos visitantes,

No sólo no me dan derecho a réplica sino que encima pretenden censurar lo que escribo

Hoy me decido a romper con el silencio que mi anterior post sobre el “chocheo” de Mercedes Milá ha supuesto por unos días en el blog. Ha sido muy divertido e interesante leer y contestar algunos de los comentarios que, como bien sabéis, me dedico a contestar en la medida que me resulta posible. Pretendo con ello mantener con vida ese espíritu intimista y cercano que desde sus inicios ha caracterizado a este humilde e independiente blog carente de publicidad e intereses más allá del diálogo con todos vosotros. De este modo, a mi entender, es como pretende hacerse todo lo necesariamente repelente para algunos, por algo más que su incómodo diseño kitsch.

Hoy me veo obligado a contaros una anécdota que, sin duda, dice mucho de cómo se cuece la cosa en Madrid. Acabo de explicarla en una entrevista que acabo de tener con el diario El Confidencial y han alucinado. Prestad atención porque a más de uno le parecerá vomitivo.

Sobre las once de la mañana del día de hoy, he recibido una primera llamada (con número oculto) del bufete de abogados de Endemol desde la que se me comunicaba que no estaba permitido insultar en los blogs de telecinco. Por supuesto, no se referían a este blog (ya quisieran...) sino al hortera tablón hospedado en portalmix (que paso hasta de enlazar), desde el que me comunicaba dentro de la casa durante el Reencuentro.

Dado que no entendía a qué se referían con insultos (yo jamás califico a nadie con tan poca clase), les pedí explicaciones y me comentaron que la palabra “chochea” (que forma parte del último simple enlace colgado en dicho blog), no era posible mostrarla. También me negaron la posibilidad de colgar enlaces a otras páginas, hecho que, hasta la fecha, no me había supuesto ninguna objeción por parte de los anfitriones.

De forma cordial, les pedí que, por favor, dado que no conocía los derechos y deberes de ese espacio, hicieran el favor de remitirme un correo a mi dirección personal para matizármelos, tras lo cual procedería a borrar en enlace o sustituirlo por otro a la mayor brevedad posible. La mujer al otro lado asintió a mi favor y la conversación terminó ahí con una total y resolutiva corrección.

Cabe comentar que, hace poco, desde Portalmix me contactaron para ofrecerme un espacio web donde ofrecer mi libre opinión de una forma un poco más especial de lo que habia sido hasta ahora. Evidentemente, -tal es el rencor de alguien- esa llamada de proposición jamás se formalizó con un acuerdo escrito y, en vista de lo ocurrido, tampoco llegará. Es lo que tiene morder la mano del que te da de comer. Igualmente quien quiera esas condiciones, que las coja. Todos sabemos a qué tipo de régimen social corresponde la figura del censor.

Al cabo de los cinco minutos, recibo otra llamada pícaramente oculta donde me piden el correo electrónico -ya que la primera vez habían pasado siquiera de tomar nota- y me indican que ya han procedido a borrarlo ellos por su cuenta. Que procure de ahora en adelante seguir en otra línea y que colabore en el blog tanto como quiera. Insisto nuevamente en el correo y me despido sin acritud u oprobio alguno pese la poca coherencia mostrada.

Cabe decir que a las 19:43 de la tarde que son ahora, todavía no he recibido comunicado formal o informal alguno por parte de estos censores que tan poca finura semántica han demostrado en sus críticas.

Si buscamos en San Google el verbo “chochear” aparece lo siguiente:

• Comportarse sin lucidez o perspicacia por efecto de la senectud (es.wiktionary.org/wiki/chochear)

• intr. Tener debilitadas las facultades mentales por la edad.... (www.definicion.org/diccionario/128)

¿Alguien encuentra el insulto por alguna parte? Yo no lo veo. Llamar gilipollas a alguien sí es un insulto pero decir que alguien chochea... ¿a qué se debe tanta hipersensibilidad? ¿Quién se habrá sentido tan agredido por una acusación tan coloquial y descriptiva? ¿Acaso no es cierto aquello de que ofende quien quiere y no quien quiere? ¿No es suficiente con criticarme sin derecho a réplica desde todos los espacios posibles de una cadena que me ha cerrado por completo las puertas?

Ahora mismo me vienen a la mente esos comentarios que los más osados y maleducados vociferan por la calle manifestando su empático apoyo. Me estoy imaginando la de veces que desde un coche que pasa o una ventana indiscreta a la muñeca chochona le habrán gritado “¡Chocheaaaas!” aunque sea escondiendo la mano después y, lo reconozco, no puedo evitar sonreír a santo de este pusilánime agravio. Tan inocente como certero. Y es que, los videos en youtube que aún quedan por ahí del popular momento (que me da que telecinco los está censurando disimuladamente) exceden de las doscientas mil visitas en poco más de una semana.

Quisiera haberos colgado el comunicado que este grupo de abogados debía haberme mandado para hacerlo servir como prueba de esto que os cuento pero no me resulta posible. Espero poder hacerlo pronto y cumplir de este simple modo con mi palabra, como tantos otros no pueden decir.

Lo dicho. Mercedes, desde este mismo blog que NO puedes controlar, con el debido respeto, ¡chocheas! ¡y más de lo que creía!

Ya os seguiré contando. Nos leemos.