Supongo que, para muchos, aunque el día del señor suponga un descanso al que se le dedican incluso canciones, la turbia y malentendida crisis y, sobretodo, la incertidumbre social que ella arrastra malea con escala de Richter el bienestar y la seguridad -como mínimo mental- de miles de españoles. La aparente inexperiencia de un gobierno perdido que desmiente estar constantemente improvisando tampoco aporta indicios de mejora.

No es para menos. En una reciente entrevista al ex asesor económico de Aznar durante su primera candidatura (para muchos brillante en el terreno monetario), José Barea, se detallan unos datos muy interesantes que desmienten todavía más si cabe la incompetencia del actual gobierno para afrontar la crisis con talante y, sobretodo, talento. El empobrecimiento general -dice el catedrático- que resultará en nuestro país tras la salida de la crisis es un augurio certero por la superficialidad e inoperancia que el gobierno socialista demuestra desde que todo esto empezó, ya en su tardío reconocimiento.

El incentivo de una demanda para la que no se han realizado reformas estructurales es un error gubernamental.
Un error que nos impedirá subir al carro de la recuperación de los países motores de Europa y nos condenará a un crecimiento plano que puede prolongarse durante años. Ahora que nuestro PIB ha pasado de un +2,4% en el ejercicio del 2007 a un negativo cercano al 10% para el presente año cabe preguntarse qué tipo de mejoras supondrá la subida de los impuestos sobre el valor añadido anunciada ayer por Fernández de la Vega y Salgado. Unas medidas que, junto a los 400 euros, lejos de ayudar al ciudadano medio, ajustan un poco más la soga al cuello de los contribuyentes. Y digo yo, si se prevee una subida del paro hasta el 20% (sin contar los parados en formación que omite el gobierno) y encima pagamos más, ¿cómo vamos a vivir?

La sensación es la de estar dando palos de ciego. Supongo que, en parte, este afán recaudatorio tan poco característico de los gobiernos llamados de izquierda en parte se valdrá de la opacidad del aparato recaudador que se vale de nombrecitos varios para engrosar las arcas del Estado para luego sacar de aquí y de allá para lo que se tercie, sin importar el concepto por el que se requisó. De eso precisamente estuve leyendo un artículo de Losantos en El Mundo hace escasos días. Es evidente que la amenaza de las pensiones supone un quebradero de cabeza ya antes de la crisis. ¿Acaso será esta una metodología para frenar a la bancarrota inminente?

En realidad toda Europa está hecha un lío. En Polonia se han planteado diversas privatizaciones para luchar contra el déficit (también han subido los impuestos). En Italia afrontan casi con pasividad el devenir del panorama Europeo, por estar sumidos de hace tiempo ya en una deuda pública que se prevee cercana a un 120% en 2010. En el Reino Unido, pese poseer intereses menores, la deuda se estima bastante superior a la de los 70 lo que vaticina que Brown acabará por cesar a su sucesor la reducción del gasto público. Y paro... más paro. Finalmente, en Alemania, en plena jornada electoral, habrá que ver qué medidas se siguen emprendiendo para salir adelante ahora que el país empieza -junto a Francia- a empujar el problema de la UE y del que España es una de las más perjudicadas.

Los supuestos “brotes verdes” a ratos marchitan. Se dice que el sector del automovil mejora (su fabricación creció en agosto por primera vez en un año) pero sin embargo el turismo ha bajado casi en un 10% en lo que llevamos de año. Se habla de congelación de sueldos para el funcionariado en un simbólico 0,3%, de un descenso del gasto público en un 6% y pretenden también meter mano a los bancos, ahora que se les ha prácticamente apadrinado y que, sin embargo, ofrecen cuentas tan caras en nuestro país. La creciente inversión de capital extranjero en nuestro país parece haber migrado a otros destinos más prósperos como la invicta China y, sin embargo, algunos de los sectores sobre los que tanta esperanza se depositó para levantar el país y cambiar el modelo económico (el sector de las renovables p.e.) parece haberse convertido en mero humo o una simple burbuja más que lo más que ha conseguido ha sido poner nombre a unos pocos fondos de renta variable.

Nada parece estar correctamente enfocado (siquiera digo “ejecutado”) para hacer frente a la que se nos viene encima. Las modificaciones fiscales propuestas por el gobierno no dan la impresión de estar a la altura de las expectativas generadas. Habrá que ver que pasa.

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