Sucias reflexiones filosóficas

(...) Ilusos pacifistas que, renunciando a su vanidad, se lamentan -que luce más para lo suyo que el enojarse- por el simplista pensamiento que abanderan y ninguneamos precisamente porque ya nos lo sabemos. Efectivamente, el mundo sería mejor si reinase el amor por encima de todas las cosas. Eso les convierte en lo que, de hecho, ya son. Silvestres sociólogos comunistas todos ellos de un sentimiento que, por envergadura y pertenencia es completamente incompatible con el sistema de valores que rigen la vida. Un sistema que, no nos olvidemos, se basa en la inconformista búsqueda de frivolidades que equívocamente aparentan completar holísticamente el anhelo de algo infinito, que no es más que la felicidad del ser humano. ¿Es, pues, la infelicidad -véase frustración- el motor de la vida humana?