Tras una hora y media de retraso con respecto a la hora de apertura, la larga cola que bordeaba la plaza del recinto se extendía a bastante más de lo que cabía esperar. Nada raro a sabiendas de que las entradas estaban ya agotadas desde hacía un par de días. Pese lo prohibitivo del precio está claro que Opeth se han creado su propio mercado con un éxito envidiable para la gran mayoría de bandas del Metal. Y eso se paga (o lo cobran, según se mire).
OCEAN irrumpió en escena a escasos minutos de la apertura de puertas. Jamás había oído nada de este grupo alemán pero, al margen de mi poca afinidad a su estilo, no se me hicieron para nada largos. Su inicio fue más bien suave, con piezas más sosegadas en una onda Gothic/Doom en la onda de ARTROSIS o NEUROSIS. La tranquilidad duró poco. Pronto empezaron a sucederse cortes que, aún sin previa escucha del CD consiguieron atraparme con un sonido similar al profesado por bandas de la índole de THE DILLINGER ESCAPE PLAN, BURNT BY THE SUN o MASTODON. No me gusta para nada el rollete “core” (me parece poco trve) pero, ya en la última parte del bolo, su similaridad a MESHUGGAH (la única banda “core” de la que puedo considerarme fan) les propició la buena respuesta de un público muy entregado, sobre todo, tratándose de los teloneros. Esta banda hace algún tiempo ya estuvo girando como cabeza de cartel por los nórdicos lares de nuestro país y eso, parece ser, contribuyó bastante al apoyo de un público que les recordaba más melódicos y pausados. Estuvo francamente muy bien para ser el tercero en discordia en cuanto a espectáculo (se movían como auténticos enfarlopados) aunque, a modo de crítica, debo decir que su sonido me pareció algo carente de personalidad propia, no quiero decir con ello que estuvieran faltos de calidad ni mucho menos. Me gustará volverlos a ver.
Llegó el momento que llevaba más de diez años esperando. Motivo por el cual quise asistir a dicho bolo pese los más de cien kilómetros que me separaban de casa. Personalmente jamás hubiera acudido a este concierto de no ser por este grupo (a mi Opeth ni fu ni fa). Era el momento de ver, en vivo y en directo, a CYNIC. Sí, habéis oído bien, a CYNIC. Banda de culto recientemente reunida (no se sabe por cuánto tiempo) que saltó a la “fama” por grabar un solo disco en el año 1993 que sin promoción ni truco alguno ha logrado encumbrarse como una de las piedras angulares del género. No es Death Metal, no es Metal progresivo… tampoco Doom ni nada parecido. Es el primer grupo que creó, aún cuando el Heavy Metal vestía tachuelas, un auténtico disco de fusión y experimentación sobre un sonido más contundente y metálico de lo que muchos hicieran en los 70. Estoy harto de ver a bandas que irradian calidad que se autoetiquetan como “fusión” o “progresivo” por el simple hecho de intercalar fragmentos de músicas y estilos diferentes. Eso no es fusión ni es mezcla, es un simple conglomerado de ideas, a menudo, producto de una deficiente capacidad compositiva. Focus es, sin embargo, el resultado de unos músicos de excelente calidad preocupados por la originalidad y la complejidad de la música en sí misma.
Esta banda de culto americana (por muchos desconocida) venían a presentar su nuevo disco “Traced in Air” (no lo he oído entero, así que no me pronunciaré todavía sobre él) con dos de los miembros originales. Sean Reinert, baterista de culto y profesor en Berkeley y Paul Masvidal. Jason Gobel dejó la música al poco de disolverse la banda y Sean Malone tan sólo ha querido participar en la gira de su país.
La gran decepción fue cuando Masvidal anunció justo antes del quinto tema (sí, sí, el quinto tema) que el bolo terminaba ahí. Las causas no se supieron pero no hubo ni tiempo para reclamar los bises. Su actuación se limitó a 4 temas nuevos y un añorado “Celestial Voyage” que nos dejó a sus all-time fans completamente sedientos. ¡5 putos temas! ¡Fatal! Yo había pagado 27 euros para verlos a ellos, me daban completamente igual los demás y, sin embargo, voy y me como ese desprecio…
Ah! Eso sí… puedes manchar los pantalones por los dos lados a la vez viéndoles tocar. La ejecución fue sublime por parte de todos ellos, algo increíble. Apenas tuve tiempo de mirar a nadie mientras tocaban pero por lo poco que vi, supe que los más veteranos que estábamos ahí nos quedamos con la boca abierta, como no podía ser de otra manera. Sean Reinert bailaba tras los timbales (situado en la parte derecha del escenario, por supuesto) con una elegancia académica y Masvidal (que no reparó en hablar el español que le viene de casta) me fascinó con su capacidad para tocar pasajes verdaderamente complejos mientras cantaba unas líneas de voz completamente independientes. El resto de sus acompañantes también cumplieron las expectativas. Sinceramente: único. Cuando logre ver a SPIRAL ARCHITECT en directo ya me podré morir tranquilo. Ahora, insisto, cinco temas supo a muy muy poco.
Al final llegaron los Opeth con la acogida que cabía esperar. A mi es un grupo que, pese el buen hacer de su trabajo, no consigue atraparme por completo. Todavía no entiendo por qué. Lo cierto es que estos suecos ya no son unos novicios y más de una década en la carretera así lo avala. Sus tablas sobre el escenario son más que evidentes e incluso Akerfeld parece más suelto en su contacto con el público de lo que le había visto hasta la fecha. El espectáculo fue excelente, el sonido bueno como pocos y las luces realmente bien paridas. Lo cierto es que me gustó su actuación bastante más de lo que hubiera esperado. El show no se prolongó demasiado, apenas llegó a la hora y media, pero estuvo divertido. Se tocaron temas de toda la vida, sobretodo hits como “Demon of the Fall” o su más reciente “Deliverance” así como los pertinentes nuevos cortes de su trabajo “Watershed” editado a principios de año. No sólo no decepcionan sino que además impresionan ahora, insisto, a mí continúan sin atraparme todo lo que atrapan a tanta gente como para cobrar 27 napos por la entrada.
soy una inculta musical, lo siento,no puedo aportar nada al articulillo... he llegado aquí pinchando bilbau!!!!
Que envidia, yo tenia pensado ir pero las entradas se agotaron casi una semana antes del concierto. Una lastima.
Coincido en que Cynic deberian haber tocado mas canciones de su Focus. Sin embargo para mi el problema es darle solo 30 minutos a un grupo como Cynic. Siendo asi lo mejor hubiera sido eliminar el segundo telonero y que la gira fuera unicamente Opeth/Cynic. De esa forma ambos grupos hubieran gozado de mas tiempo para contentar a todo el mundo.
Por cierto, ya contaras que te parece el nuevo disco de Cynic. Muy lejos del Focus, pero aun con todo un gran disco de progresivo.