A menudo a las mentes inquietas nos ocurre el toparnos con cosas o situaciones de la vida diaria que siempre habían estado ahí pero que, sin embargo, un día algo nos lleva a verlas como algo distinto. Quizás no por su uso -dado que todo sigue igual respecto a eso- sino por la impresión de sentir que dicho objeto guarda consigo su propia historia. Esto es lo que me pasó a mi con el water y, por ello, he querido haceros conocedores a vosotros también. Esta es la historia del retrete:
En 1596, John Harrington, ahijado de la reina Isabel I de Inglaterra, inventó un retrete con depósito de agua corriente incorporado, que soltaba el agual al quitar un tapón. El caballero pretendía con este presente volver a ganarse la confianza de la reina, que le había desterrado de la corte por distribuir en ella novelas de tono picante. Sin embargo, el imprudente Harrington escribió y publicó un libro de tono jocoso, titulado La Metamorfosis de Ajax, en el que ironizaba sobre el retrete de la reina, lo que le volvió a acarrear la salida de la corte hacia el destierro. El retrete con depósito de agua corriente cayó pronto en desuso, al ser tomado a broma (incluso se llegó a afirmar que, al no contarse con tapones de larga duración, ello provocaría continuas fugas de agua que traerían una grave sequía si se generalizaba su uso).
Tres siglos después, en 1884, el hojalatero inglés Thomas Crapper inventó un WC (iniciales de la expresión Water Closet «armario de agua») que, evitando el despilfarro de agua, resultaba práctico. Este nuevo WC incorporaba un diseño con un tubo de comunicación en zigzag (similar al sifón inventado en 1870 por Thomas William Twyford), que retenía agua y mediante el cual se evitaba el problema de los malos olores, mejorando así el diseñado en 1775 por su compatriota Alexander Cumming. Con muy pocas mejoras esenciales, se trata del modelo que seguimos utilizando en la actualidad.
La palabra retrete (según la RAE, Aposento dotado de las instalaciones necesarias para orinar y evacuar el vientre) procede seguramente del catalán o el provenzal con el significado de "lugar retirado", significado que también tenía antes en castellano. El hecho de designar con esa palabra una habitación donde nos deshacemos de nuestras heces fecales y urinarias, se debe a que en las lenguas se evita designar de modo demasiado directo aquello que es sucio, perverso o mal visto. El retrete a veces se denomina excusado y también hay letrinas, nombre que procede de lauo (lavo), aludiendo a la higiene.
Y a los que el tema os haya motivado lo suficiente, aquí os adjunto un enlace a un estudio (PDF) titulado "De las Termas al Excusado: Una historia de la vida privada a través del desarrollo del baño." realizado por Roberto Goycoolea Prado, subdirector de Estudios de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Alcalá.
claro, lógico que sirva para los pueblos sedentarios y no los nómadas,es algo que nunca había pensado, me gusta ver escritas este tipo de cosas obvias. y el paso de "común" a "superprivado" muy curioso tb. pero los baños comunes por muy caliente que esté el agua me parece que fueron un poco antihigiénicos no? los baños en general...además de que son un gasto de agua estúpido,una cosa es bañarte en tu propia mierda con agua estancada durante un rato, pasa, pero bañarte en la mierda de otros...